04 septiembre 2016

IRSE, CAPÍTULO TRES Y MEDIO

Estos últimos meses han sido un poco caóticos. Estuvimos en paro/toma en la u, me cambié de casa, terminé el semestre en una semana, me eché inglés por inasistencia (bien ahí, campeona), me mandé unos cuantos cagazos en la web, viajé a Concepción por las vacaciones, mi hermana se fue a vivir a Tierra del Fuego y aah, no sé, muchas cosas. Pero aquí estoy, chiquitines.



Después de lo que ha pasado me encuentro en una posición muy extraña. Durante este largo período (que en realidad fue corto pero se sintió eterno) me sentía muy no-yo, era como un grumo en el espacio. Sentía que hacía todo por inercia, algo así como estar en piloto automático y cuando uno está en piloto automático las cosas tienden a resultar mal.

Estar lejos de la familia es difícil y estar solo es aún más difícil. Cuando uno se va de la casa queda en un limbo muy extraño, entre no saber si tu hogar es el lugar que dejaste atrás o en el que estás ahora. Hogar entiéndase como lo único que quieres después de tener un día terrible.

Estos meses se han tratado de eso. Al principio me costó mucho asumir que mi hogar ya no era mi casa de Concepción, no solo porque dolía mucho aceptar el hecho de estar completamente fuera del lugar que fue mi nido durante 18 años, sino también porque me aterraba la idea de no tener un hogar definido. Y como no me sentía cómoda en el depa donde vivía, sentía que era o cambiarme o devolverme a Conce, de lo contrario me sentiría así por el resto de la vidars.

Ya bueno, nunca tanto.

Pero eso, en el fondo sentía que ya no tenía esperanzas. Hasta que me dijeron que podía encontrar un hogar en distintas cosas: en amigos, en un pololo o polola, en el lugar físico donde vivo o en un lugar equis que fuera de mi agrado, en rituales o en momentos espontáneos (a raíz de esto último hice esta lista) o en todas las anteriores.

Lamentablemente no me dijeron que para eso uno necesita tiempo y yo que soy enferma y quiero todo altiro no me funcionó tan bien. Así que me piqué y me amurré por 3 meses y empecé a actuar en automático, dejando una hermosa estela de cagazos por donde fuera que pasara.

Hoy, en la calma después de la tormenta, obvio que estoy un poco más tranquila. Siento que por fin después de mucho esperar tengo un hogar aquí en Santiago, me siento cómoda en mi casa, tengo amigos bacanes y ya conozco lo suficiente la ciudad como para no ser una simple turista. Sin embargo, como amo sabotearme y no todo puede ser tan perfecto, me hallo en la hermosa etapa de no tener la más mínima idea de quién soy después de todo este desastre.

El tornado al menos me dejó una idea más o menos clara de qué quiero ser y la convicción firme de no querer ser lo que era, pero pucha que es difícil lograrlo.

¿Qué tan cursi suena todo esto? Sean sinceros.

En las películas y en los libros uno ve a los personajes pasar por este tipo de cosas, como crecimientos espirituales y metamorfosis que culminan en algo hermoso: descubrir quién eres y aceptarte tal cual. La vida reals me ha demostrado que no es tan sencillo. Todo el tiempo pienso si las cosas que hago y digo son las correctas, a veces me presiono a ser de cierta forma y digo "no po, así no se vale, tiene que ser natural" así que actúo como por instinto y las cosas salen mal y me siento decepcionada de mi misma así que digo "nop, hay que cambiar algo aquí". Es absurdamente complicado dibujar tus propios límites en cuanto a cómo quieres ser, porque al final del día uno siempre termina cuestionándose lo mismo: si aceptarte como eres o asumir que algo está mal y que debes cambiarlo.

De momento sólo sé que me gustaría borrar todo y empezar de nuevo. Tener un inicio fresquito y hacer las cosas bien. Pero no se puede así que seguiré en este ensayo y error, viendo RuPaul's Drag Race, comiendo mucho y siendo muy emo hasta el fin de los días o hasta que me sienta lo suficientemente bien para dejar de martirizarme.

5 comentarios:

  1. Creo que definiste la experiencia universitaria existencialista de irse a la chucha y volver incontables veces de una manera bastante buena. Con los años sigue pasando (voy como en 5to año, o 4to, aunque en realidad es el 6to, en fin, cosas que pasan cuando uno se echa ramos). Me agrada tu blog, me siento medio representado en muchas cosas, tu twitter también, en fin que sicópata, ya chao xD

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  2. Te entiendo tanto, yo me mudé de Santiago -en donde viví 18 años- a Coquimbo, aunque vivo con familia no es lo mismo que vivir con tus padres y hermanos. Siempre hay un vacío en el corazoun y la distancia hace que ese vació aumente por kilómetros. A veces cuando tengo un mal día, una mala semana e incluso un mal mes me pongo a pensar en todo lo que he aprendido desde que me vine y reflexiono si estoy o no haciendo las cosas bien. Para eso me doy mis regaloneos trato de hacer lo que me gusta y dedicarme un poco más a descubrirme. Sé que es difícil, pero "no hay mal que por bien no venga" y seguro que algo bueno saldrá de esto, harto ánimo y seguro que ya todo mejorará.


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  3. Linda Amanda! <3 Te iba a escribir en los comentarios de Facebook, pero por aquí es más bacán. Yo creo que la base de la persona que tú eres es justamente la que describes, ser alguien que no se conforma con el piloto automático y que busca ser mejor. Eso esta súper súper bueno y lo demuestras cada día. Eres una persona muy muy bacán, inteligente como pocas y muy fuerte y valiente y te admiro mucho por eso! Por lo mismo yo creo deberías dejarte fluir (wua) y hacerle caso a esos instintos que te dicen que seas natural, porque quizá así vas a encontrar el camino para sentirte mas cómoda en esta vidars. Un abracito de tu amigui, la Marconi jiji

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  4. Segundo año de U y recién estoy pasando la etapa de "¿Y SI ALGO ME PASA?" porque weon, estoy a 12 horas de mi family y estoy más sola que la chucha...o eso creo, no se. También paso mis momentossss emo con Rupaul's drag race :((

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